Por siglos la Plaza Mayor de Madrid ha sido testigo del histórico legado cultural, pero este jueves se transformó en una pasarela inédita para Carolina Herrera, que, por primera vez, llevó a la capital española su desfile de temporada con la presentación de la colección Primavera-Verano 2026 de Wes Gordon.

Sin contar a Nueva York, sus 44 años de historia, solo Río de Janeiro y México habían habían tenido el privilegio de exhibir una colección de esta firma con alma venezolana. Más aún, es la primera vez que la casa muestra una de sus colecciones principales fuera de su habitual escenario en NYC. Esto hace que la presentación de la maison sea mucho más especial.
La decisión también estuvo marcada por la relación cercana de Carolina Herrera y su familia con España, especialmente de su hija Carolina Adriana, quien reside en Madrid, y por la pertenencia de la marca al grupo español Puig.
Dentro de su más reciente colección, Gordon rindió homenaje al Madrid de castas, reinterpretando las simbologías, colores y forma típicas de la herencia española bajo una carta de amor a la moda cosmopolita hispánica.
La modelo española Miriam Sánchez abrió la presentación, marcando una pasarela de más de un kilómetro, modelos como Esther Cañadas, Blanca Padilla y Maika Merino, quienes desfilaron diseños que fusionaban tradición, dramatismo y modernidad.
Carolina Herrera Primavera-Verano 2026 Madrid
“Madrid siempre ha sido una de mis ciudades favoritas en el mundo, rica en historia, arte y cultura. Es el hogar de creadores excepcionales que tienen una mirada única hacia la belleza y la alegría”, dijo el creador, al que inspiró el ritmo de la ciudad, su apetito por la vida, su energía que «conecta profundamente con la mujer Herrera», citó EFE.
Las piezas de la reciente colección de Carolina Herrera presentaron una visión renovada para la Primavera-Verano 2026, transmitiendo colores audaces a través el azafrán al rojo Herrera, que convive con el burdeos profundo, el rosa eléctrico de los atardeceres madrileños, violetas intensos y blancos puros en fondos amarillos. Gordon se inspiró tanto en los cielos pintados por Goya como en la energía cinematográfica de Almodóvar.
Mangas voluminosas, hombros marcados, cinturas ceñidas y juegos de volantes dieron una nueva vida a uno de los símbolos de la tradición popular madrileña. En medio de volúmenes desmedidos, hallamos influencias taurinas que desbordan la identidad del Siglo de Oro.
Ninguno de estos conjuntos perdió el característico romanticismo por el que es conocida Carolina Herrera. Faldas de volantes reinterpretadas, pantalones entallados que recordaban al goyesco y caderas que evocaban la silueta de la montera, aportaron fuerza y carácter.
Retrato al alma madrileña:
Los motivos florales fueron una parte esencial de algunas prendas, como el clavel, bordado en hilo y jacquards, con efecto tridimensional. La rosa del Retiro, cultivada en la histórica Rosaleda, añadió un aire poético a asunto. Asimismo, no podían faltar los polka-dots.
Como en otras ocasiones cuando Carolina Herrera sale de la Gran Manzana, la casa enriqueció la propuesta Primavera-Verano 2026 colaborando con artesanos locales. Sybilla, aportó tres vestidos que dialogaron con el ADN de la firma mediante su inconfundible “hilo invisible”; Palomo Spain transformó la camisa blanca Herrera con cuellos con volantes. En joyería, Andrés Gallardo trabajó con porcelana en broches y colgantes inspirados en el clavel.
Una experiencia sensorial en Madrid:
Con su colección Primavera-Verano 2026, la CarolinaHerrera reafirma su esencia cosmopolita sin perder la raíz cultural de Madrid. demostrando que la moda puede convertirse en un puente entre lo local y lo global, entre lo histórico y lo contemporáneo.
El día concluyó con el lanzamiento de La Bomba, el nuevo perfume de la casa, presentado en una fiesta con la modelo Vittoria Ceretti como imagen. Una fragancia pensada para capturar la intensidad y modernidad que Carolina Herrera quiso transmitir con esta colección dedicada a Madrid.