Génesis Mendoza (@genemendoz) es una modelo venezolana y actual aspirante al Miss
Venezuela 2025. Su historia no solo habla de belleza, sino de resiliencia, esfuerzo, constancia y aprendizaje.
Nacida en el estado Anzoátegui, su infancia estuvo marcada por mudanzas que la llevaron primero a Miranda y finalmente a Portuguesa, donde creció rodeada de la calidez familiar siendo la más pequeña de la casa. Desde pequeña demostró interés por la comunicación, la expresión y el aprendizaje, lo que la llevó a especializarse en Comunicación Social,
Locución y modelaje.
En 2018, su vida dio un giro inesperado, un accidënte automovilístico la dejó con más de 300 puntos de sutura en piernas, brazos y torso, marcando no solo su cuerpo sino también su confianza. «No fue solo el accidente, sino todo lo que vino después, para mí, fue como ‘ya se acabó todo, los sueñecitos que tenías guardados en esa maletica cuando te viniste ya se fueron a la nada’, recuerda Génesis con nostalgia.
Durante años ocultó sus cicatrices y enfrentó comentarios hirientes que afectâron su autoestima, llegando a cuestionar su propia imagen y su lugar en el mundo del modelaje.
Tres años de lectura, conciencia, autodescubrimiento y fortaleza le fueron necesarios para salir del hueco en el que sin darse cuenta se había hundido, hasta que se aceptó y se reconcilió con su cuerpo, transformando el miedo en valentía.
«Decidí agradecerle a mis cicatrices, porque me recuerdan que sigo aquí, que soy füerte y que nada me define más que mi actitud y mi corazón», asegura.
Preparación para el Miss Venezuela 2025
Desde que vió la vida de una forma diferente, Génesis de ha dedicado a cultivar su mente, su cuerpo y su espíritu. Entrena con constancia cada día a las 06:00 a. m., durante hora y media y cuida su alimentación, para ella, el Miss Venezuela no es un capricho sino, una meta que quiere conseguir para lograr transmitir un mensaje poderoso: la verdadera belleza radica en la fuerza interior, la determinación y la capacidad de inspirar a otros, con su historia busca motivar a mujeres que enfrentan inseguridades, recordándoles que cada cicatriz, física o emocional, puede convertirse en símbolo de resiliencia.
